Se considera que esta española, nacida en Barcelona, fue la primera empresaria de la historia a mitad del siglo XV. Casada con un comerciante, madre de 4 hijos, vivió entre España y Sicilia. Cuando su marido murió tuvo que hacerse cargo del negocio familiar a sabiendas de que no iba a ser tarea fácil por el hecho de ser mujer pero ella no iba a cesar en su empeño, no se lo podía permitir, tenía que alimentar a sus hijos.

¡Qué difícil es abrirse paso siendo mujer en el mundo del comercio, que se mueve entre la acción de los hombres y la acción de Dios!, escribió a su hermana, quien le respondió: No te rindas, tú eres una mujer valiente y lista… Y así lo hizo.

Tuvo que enfrentarse a multitud de disputas comerciales, impedimentos legales, y todo tipo de dificultades que acabaron en pleitos, hasta el punto de tener que acudir a la máxima autoridad en ese momento para pedir justicia: la Reina. No dudó en escribirle para contarle su situación, consiguiendo acallar todas esas voces que no confiaban en su capacidad y legitimidad para ser empresaria.

Así fue como se convirtió en la primera comerciante del Mediterráneo que no sólo hizo prosperar su empresa con nuevas rutas internacionales sino que además educó a sus hijas e hijo para que ellos continuaran con su legado en igualdad de condiciones.

(El cambiador de dinero y su esposa- Quentin Massys- Museo del Louvre)